LA CERTEZA

by Ana Esencial

Conectar con la certeza

¿Certeza de qué? Te preguntarás. Certeza de que eres un ser divino, multidimensional; que está acompañado en el camino en esta vida por la Luz Divina de Entidades Espirituales.

¿Es demasiado pedir? ¿Necesitas ver para creer? ¿No crees que has tenido experiencias suficientes en tu vida para conectar con La Certeza? Todos los Seres Humanos, en algún momento (como mínimo), por más que nos lo queramos negar, hemos tenido contacto con el mundo espiritual y hemos sabido que no había otra explicación lógica posible, porque eso era algo así como magia. Estoy segura de que sabes de qué te estoy hablando.

Cuántas veces has podido decir, “¡qué casualidad!” o incluso “no puede ser, es demasiada casualidad”. ¿Realmente te puedes creer que todo en la vida está sujeto al azar y que ese azar tiene orquestada tal perfección, pero no puedes sostener dentro de ti la certeza de que las casualidades no existen y lo que realmente se expresa son las causalidades?

Es cierto que en esta vida materialista que vivimos, nos enseñan a desconectar de nuestra Divinidad y a negar nuestra multidimensionalidad; esforzándose mucho para encontrar explicaciones lógicas a cada cosa que acontece en la vida, en nuestro organismo, en nuestro cerebro… con grandes resultados, pero no suficientes para negar la evidencia del mundo espiritual, como parte integrante de nuestra vida.

Con todo este esfuerzo, podríamos considerar un trabajo titánico, conectar con La Certeza. Y es cierto que es tan complicado y tan sencillo a la vez… Sólo hay que escuchar dentro, apagar el ruido de afuera, tomar tiempo para que ese estado se mantenga en el día a día. Redirigir nuestra ATENCIÓN.

Cuando somos capaces de llegar a esa experiencia, nada ni nadie puede negárnosla, es un derecho que tenemos y que llega a lo más profundo de nuestro Ser, nos reconforta y alienta, nos hace conectar con la FE. Es un instante, lo suficiente para SABER que es real, que nadie puede explicártelo, que nadie puede abrirte los ojos, que a nadie se lo puedes regalar, porque no está en nuestras manos. Está en nuestro corazón, el lugar más puro e inviolable que tenemos; nuestro guía, el timón de nuestro barco.

Y al llegar ahí, ya nadie puede arrebatarnos la Fuerza que genera la certeza de que somos mucho más… y que nuestras capacidades están por despertar, pero no estamos solos en el camino.

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